Poliido y el jinete de Pegaso
Capítulo 20
MORAL: Lo haré gustoso. Pegaso abrevaba en la fuente Pirene en Corinto cuando Belerofonte lo capturó. Pero pronto se vio que era de todo punto imposible domar a aquel portentoso corcel con alas, hijo de un dios – Poseidón – tan poderoso como las mareas.
Entonces fue cuando a Belerofonte se le ocurrió la idea: “Acudiré a Poliido para pedirle su parecer. Él me sugerirá algo que me sirva de ayuda”.
Y así fue. El adivino vaticinó:
-“La solución vendría a ti si durmieras una noche en el santuario que Atenea tiene en Corinto”.
Belerofonte se lo tomó como un consejo y así lo hizo. A Belerofonte le costó bastante conciliar el sueño, pero cuando este se apoderó del héroe, soñó que la diosa de ojos de lechuza le hablaba:
–
“Toma esta rienda, con ella domarás a Pegaso. ¡¡Ah, casi se me olvida!! También debes sacrificar un toro blanco a mi tío y padre tuyo, Poseidón, el domador de caballos”.
Belerofonte despertó. A su lado, en el suelo del templo, había una rienda de oro finamente trabajada
El héroe sacrificó a Poseidón un toro blanco como la nieve. Con la rienda de Atenea en su poder, Belerofonte consiguió domar a Pegaso y aprendió a cabalgar con él por los aires. Elevándose por las alturas con aquel sorprendente alazán, pudo esquivar las llamas que exhalaba Quimera y finalmente mató desde lo alto a aquel monstruo horrendo.
ROSAL: “…con él desde el helado regazo del éter desierto… dio muerte… a la Quimera de aliento abrasador.” Píndaro. (3)
ARCE SICOMORO: Belerofonte soltó desde el aire plomo que se introdujo en las fauces de Quimera. El hálito de fuego de aquel ser bestial fundió el metal, que abrasó el interior del monstruo, acabando con su vida.
OLMO: Homero cuenta en la Ilíada que Belerofonte fue, durante veinte días, huésped de Eneo, el rey de Calidón esposo de Altea y padre de Meleagro, de quienes nos ha hablado la Altea Malvavisco que florece desde principios a finales del verano.
Malvavisco. Althaea officinalis
ALTEA MALVAVISCO: Sí. Y recuerdo que hicieron intercambio de preciosos obsequios.
SAUCE LLORÓN*: ¿Entonces Belerofonte tuvo un final feliz?
MORAL: Pues desgraciadamente no fue así, Sauce originario de China. El regalo divino –Pegaso- que le habían hecho los dioses terminó exacerbando el orgullo del héroe, hasta el límite de que este llegó a pensar que podía volar hasta la mansión de los sempiternos y …
ROSAL: Déjame a mí, por favor, Moral de corteza agrietada y negruzca. De nuevo es Píndaro quien lo cuenta: “el alado Pegaso arrojó a su amo Belerofonte, que quiso acceder a las estancias celestiales, junto a la asamblea de Zeus”. (3)
ESPINO BLANCO (MAJUELO): Para los griegos existía una peligrosa pasión que combina el orgullo, la insolencia y el exceso, llevando a los mortales a una especie de locura. La llamaban “Hibris”. La “Hibris” se había apoderado de Belerofonte y al igual que Icaro pagó con su vida por ello.
MORAL: Razón tiene el Espino blanco, que estuvo relacionado con el dios Guerra (Ares).
Dado que en la siguiente leyenda vuelve a intervenir el adivino Poliido, hemos decidido que sea yo quien la exponga también.
Próxima lectura Capítulo 21:
«Poliido y el jabalí parlante»
Elena Huerta Fernández para
VISITARB MADRID