Poliido y el jabalí parlante
Capítulo 21
MORAL: Teutrante era el joven rey de Misia.
¿Quieres intervenir, Pino piñonero que habitas en todas las comarcas que rodean el Mar Mediterráneo?
PINO PIÑONERO: Misia es una antigua región situada en la parte noroccidental de la península de Anatolia, con salida al mar de Mármara y al mar Egeo. Limitaba con Frigia y con la región de Troya. Pérgamo era una de las ciudades más importante de la región.
MORAL: Gracias a la sabiduría de Poliido, otro joven, Teutrante, recuperó la cordura.
ALIGUSTRE*: Otro que se vuelve loco. ¿Qué dios lo hizo esta vez?
MORAL: Esta vez fue la diosa Ártemis.
Teutrante amaba la caza. Era su mayor pasión. Aquella mañana el aire cortante anunciaba el final del verano que había sido poco caluroso. De madrugada, Teutrante había salido de caza acompañado de sus criados y amigos.
Hubo un momento en que el rey se quedó solo y se sentó a descansar a la sombra de uno de mis árboles: un Moral de gran tamaño en el que había todavía gran cantidad de frutos negros y en el que zascandileaban un puñado de aves insectívoras (6).
Miró hacia arriba: el cielo tras las hojas era de un hondo azul que atraía como atrae un abismo. Teutrante se tumbó relajadamente. Podía sentir cómo corría por sus venas la fuerza de la naturaleza. “El universo …” – pensaba para sus adentros- “El universo no existiría si nosotros no estuviésemos aquí para interpretarlo. El universo sólo tiene luz y color si tú miras. Solo tiene voz si tú hablas”. (6)
Los ojos de Teutrante se cerraron. Cuando se despertó, cuál no sería su sorpresa al ver que un gran jabalí estaba mirándole a unos diez pasos. Teutrante se levantó con sigilo para coger sus armas. El animal dio la vuelta y escapó.
Teutrante persiguió al jabalí y este buscó refugio en un santuario. Era un templo ofrendado a la diosa Ártemis, la señora de las fieras. Teutrante no podía salir de su asombro: ¡el jabalí le estaba hablando con voz humana!
–“No me mates, rey Teutrante” – oyó pronunciar a aquel cerdo salvaje. Durante unos instantes, la perplejidad dejó al rey paralizado. Luego debió pensar que aquello solo era una alucinación, porque a pesar de que la voz era la de un hombre, Teutrante mató a la bestia.
Al poco tiempo Teutrante se había vuelto loco. Era el castigo de Ártemis, amante de los bosques y las selvas.
SECUOYA *: Ya lo dije antes: es una constante. Si eres humano y un dios se enfada contigo, guarda bien cerrada y bajo llave tu cordura.
MORAL: La madre del joven rey Teutrante, que se llamaba Lisipe, elevó a la ofendida diosa sus súplicas, pero todo era en vano.
Y aquí es donde vuelve a entrar en escena mi mago Poliido.
Alguien recomendó a Lisipe que recurriese a los consejos del eficaz adivino.
Gracias a las prescripciones de Poliido, Teutrante recuperó su salud mental.
ELÉBORO BLANCO: Poliido utilizó mis plantas para curar a Teutrante; sin duda; como hizo Melampo con las hijas de Preto.
MORAL: Muy probablemente, Eléboro blanco.
Pasado el tiempo, fue Teutrante, el rey de Misia, quien tomó en adopción a un personaje de quien nos va a hablar a continuación la Achillea Millefolium, popularmente conocida como Milenrama, Cincoenrama o Hierba de Aquiles, cuyas flores diminutas se juntan en capítulos que en sí parecen una flor.
Habla, Aquilea, fuerte como Aquiles,
habitante de pastos, laderas de montaña y bosques. Te escuchamos, Aquilea resistente a las heladas y capaz de tolerar cualquier tipo de clima.
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Elena Huerta Fernández para VISITARB MADRID