La adivinanza del moral y el príncipe ahogado

Capítulo 17

Moral. Morus nigra

MORAL: Sí, ya me corresponde hablar a mí. Gracias, aromático Cálamo de hojas de bordes afilados y pequeñas flores amarillentas; tu relato nos ha impresionado a todos.

            Mi papel en la Mitología va de la mano de un insigne arúspice llamado Poliido. Gracias a sus dotes de adivinación y, desde luego, gracias también a mi inspiración, Poliido salvó la vida de un pequeño príncipe cretense.

Poliido fue el tataranieto de un adivino aún más renombrado: Melampo, cuyas andanzas expuso el Peral en nuestro primer simposio (1); el Eléboro Blanco hablará enseguida de él en esta reunión nuestra actual.

también el abuelo de Poliido, Clito, entró en el arcano mundo de la leyenda, porque se decía que Eos, la Aurora, le había raptado enamorada de él.

Higuera. Ficus carica

HIGUERA: La Aurora … Ojito con la Aurora …

GRANADO: Ya está la Higuera haciéndose la mojigata.

Moral. Morus nigra

MORAL: Comenzaré hablándoos del niño a quien salvó Poliido de la muerte. El nombre de este príncipe era Glauco. He de precisar que no es el mismo Glauco cuya historia nos contó la flor Escila que, habiendo nacido humilde pescador, terminó convertido en un dios marino. El Glauco a quien yo me refiero nació siendo humano y cuando murió seguía siéndolo. Mi Glauco es hijo del célebre rey de Creta Minos y de la no menos célebre reina Pasifae.

HIGUERA: ¡Pues anda con Pasifae! ¡A Pasifae había que echarla de comer aparte!

ROBLE: ¡Higueraa!

MORAL: El príncipe cretense Glauco tuvo dos hermanas de gran fama: Ariadna y Fedra.

Vid. Vitis vinifera

VID: Ariadna prestó un auxilio inestimable al héroe Teseo. Gracias a ella, Teseo y los jóvenes que le acompañaban pudieron salir del Laberinto cretense. Luego Ariadna huyó de Creta con él, pero Teseo, aprovechando que Ariadna se había quedado dormida, la abandonó en la isla de Naxos.

Ariadna, John William Waterhause
Hiedra. Hedera helix

HIEDRA: Gracias a lo cual se convirtió en la esposa del dios Dioniso.

Almez. Celtis australis

ALMEZ: Muchos escultores han modelado la figura de Ariadna dormida (*)

Ariadna, obra romana en el Museo del Prado

OLIVO: A Fedra me referiré yo cuando me toque contar la historia de Hipólito, el hijo de Teseo. Pero dejemos que continúe el Moral cuyas hojas sirven de alimento al gusano de seda.

MORAL: Gracias. Minos y Pasifae se sentían muy felices con su nuevo hijito Glauco. ¿Puedes decirnos lo que significa “Glauco”, Papiro de flores pequeñas y verdosas?

PAPIRO: Glauco significa claro, brillante, resplandeciente.

MORAL: Una mañana como tantas otras, Glauco jugaba en uno de los numerosos corredores del espléndido palacio cretense de Cnosos cuando vio un ratón que huía veloz.

Palacio de Cnossos en Creta
Ratoncillo palaciego

El niño se levantó del suelo y se puso a perseguirlo, pero el ratoncillo se escurrió escaleras abajo hacia la inmensa despensa en la que se guardaban todos los alimentos del palacio. El ratón había desaparecido. Glauco empujó una gran tapadera de barro cocido que tapaba una gran tinaja hundida en el suelo.

Y se asomó. Estaba oscuro. Alargó la mano para tocar la sustancia que contenía la vasija. Se mojó los dedos y chupó. ¡Era miel! Glauco se alargó cuanto pudo para hacerse con un poco más de la deliciosa sustancia y … ¡Se precipitó dentro de la tinaja! 

Minos y Pasifae, los padres de Glauco, lo buscaron día y noche por todo el palacio. Estaban desesperados.

Laurel. Laurus nobilis

LAUREL: Me consta que Minos se encomendó entonces al dios Apolo, dios de la adivinación y de la salud.

MORAL: Necesitaba de la inspiración del dios para adivinar donde se encontraba Glauco. Apolo, en sueños, le comunicó que recibiría la ayuda de un mago. 

Al día siguiente, uno de los arúspices que trabajaban al servicio del rey tuvo a su vez otro sueño: Un enjambre de abejas parecía indicarle un camino.

Al final del camino veía al niño, hundido en un lago de miel.  El adivino corrió a presencia del rey a contarle su sueño. Todos, el rey, la reina, los demás adivinos y los consejeros reales, se apresuraron hacia los almacenes. Allí estaba Glauco:  ahogado dentro de la tinaja.

El desconsuelo de la pareja real no tenía límite. Minos Y Pasifae ordenaron que se preparase todo para el funeral. La reina Pasifae vestía sus mejores galas. En su pecho resplandecía un colgante de oro que representaba dos abejas sorbiendo una gota de miel.

 Los sirvientes estaban ya dispuestos a sacar el cuerpo de Glauco de aquel enorme recipiente; después lo lavarían para tenderlo luego sobre un lecho de mármol blanco con objeto de proceder a las honras fúnebres. Pero en aquel trance todo quedó en suspenso. Alguien había llamado a la puerta del palacio. Siete ancianos con aspecto de mendigos pidieron ser recibidos por el rey.

Mendigos, obra de Iberê Carmargo (1914-1994)

Minos y Pasifae se encontraban en el salón del trono, adornado con encantadoras pinturas al fresco que, sobre un fondo rojo, representaban grifos y plantas de caña.

Arce sicomoro. Acer pseudoplatanus

ARCE SICOMORO: El grifo es un animal mítico con cabeza de águila, cuerpo de león y cola de serpiente, símbolo de la divinidad en sus tres formas: celeste, terrestre y subterránea. Sigue, Moral, cuya amplia copa da mucha sombra.

MORAL: Minos, sentado en su trono de alabastro, miraba al vacio:

 –No quiero visitas ni audiencias”– musitó con voz torva.

Pero Pasifae tuvo un presentimiento y rogó a Minos que les dejase pasar. El que parecía tener más autoridad gritó que dejasen al niño dentro del cántaro antes de hablar de esta manera:

-“Somos hijos de la Tierra y eternos peregrinos de sus caminos. Nacimos en Creta, donde pasamos parte de nuestra juventud cuidando de un niño divino: Zeus.

Curetes cuidando a Zeus

Gracias a nuestros cuidados, ese niño no fue devorado por su poderoso padre Crono. Con nuestros gritos y bailes guerreros evitamos que pudiese oírse el llanto del pequeño; así cumplimos el encargo de su madre, que nos había rogado por su vida, Rea “a la que agrada el estruendo de los crótalos y tamboriles, así como el rumor de las flautas, el griterío de los lobos y de los leones de feroz mirada.” (5)

  “Más tarde fue la Frigia la tierra que nos vio ejercer de nuevo nuestro papel de cuidadores. Intentamos evitar la muerte de otro niño, hijo del primero (11), aunque nuestra vigilancia no tuvo un final exitoso. Luego vivimos un tiempo en el Ática. Ahora Creta nos convoca de nuevo.”  

“¡Sois los Curetes!”  – exclamó Pasifae postrándose reverente ante los genios- “Si es así, vuestra Madre, la Tierra que os vio nacer os pide de nuevo vuestra colaboración para salvar a otro niño de manos de la Muerte”.

Los Curetes siguieron hablando, ajenos a las palabras de Pasifae.

 – “Escuchad bien, porque en esta circunstancia, por tratarse de un mortal, nuestra actuación no será directa. Solo podemos deciros que busquéis al hombre que mejor describa a qué se parece el color de este animal. Él puede devolver la vida a vuestro hijo.”

En un instante, los siete ancianos se separaron formando un círculo. Algo se dejó ver en el centro. Era una hermosa vaca blanca. Todos pudieron ver el maravilloso color blanco de la vaca.

Pero, pasadas unas horas, la vaca se volvió roja.

Y antes de que acabara el día la vaca se había vuelto negra. Cada día, la vaca cambiaba tres veces de color.

Los heraldos de Minos recorrieron el país convocando a todos aquellos que se tuvieran por poetas, rapsodas, vates o adivinos. Poliido entró con todos ellos en el palacio. Pero una vez allí, y delante de la vaca ninguno supo adivinar a qué se parecía por su color. Entonces fue cuando alguien alzó la voz. Era  Poliido, que sentenció con voz insegura:

-“La vaca tiene el color del fruto del Moral.”- Las exclamaciones de asombro retumbaron en la sala durante algunos minutos.

Fresno. Fraxinus spp.

FRESNO: ¡Cierto! Tu fruto, Moral, comienza siendo blanco, luego se torna rojo y cuando está maduro es negro.

MORAL: Poliido no salía de su asombro cuando los guardias le agarraron, se lo llevaron en volandas y le encerraron en la habitación donde el cadáver de Glauco aún se encontraba en el ánfora de miel.

Durante algún tiempo Poliido se preguntó qué hacer. Luego decidió romper el ánfora con un martillo.

Todo su contenido se derramó por el suelo y con él, el cuerpecillo sin vida de Glauco.

En aquel preciso instante,  una serpiente se acercó al cadáver. Poliido no vio de dónde había salido; no pudo refrenar su primer impulso: la mató.

Pero enseguida otra serpiente hizo su aparición. Se acercó al cadáver de la primera, dio  tres vueltas en torno suyo y se marchó, para regresar segundos más tarde con unas hierbas en la boca y colocarlas encima de la serpiente muerta.

La serpiente muerta resucitó como por arte de magia. Poliido no tardó en reaccionar. Cogió la hierba milagrosa y frotó con ella los labios de Glauco, que volvió a la vida tosiendo y vomitando miel.

Ailanto. Ailanthus altissima

AILANTO*: Podemos imaginar la alegría de los padres.

MORAL:Pídeme lo que quieras” – ofreció Minos, visiblemente emocionado, a Poliido.

-“Lo único que quiero es poder volver a Corinto, mi tierra.” – respondió Poliido tranquilamente.

  Pero, como ocurre en tantas ocasiones, el egoísmo humano le ganó la partida a la sensatez, y Minos habló de nuevo a Poliido:

“Puedo darte toda la riqueza o todo el poder que apetezcas, Poliido. Pero eso que me pides no puedo concedértelo. No estoy dispuesto a perderte. Permanecerás en Creta. Instruye a Glauco en tu arte. Cuando hayas conseguido hacer de él un experto, te dejaré marchar.”

Así fue como Poliido se vio obligado a quedarse en Creta, sintiéndose como un prisionero, lamentándose todos los días por la ingratitud del rey y elaborando en su mente la forma de darle una lección. Poliido instruyó a Glauco en el arte de la adivinación y le enseñó todo lo que sabía.

Pasó el tiempo necesario y Poliido había terminado su tarea. Glauco dominaba la técnica  de los vaticinios. Poliido ya era libre; y ahí lo tenemos: embarcado en la nave que le llevaría de vuelta a su tierra.

Navegacion minoica

El joven Glauco estaba en el muelle despidiéndole. En el instante en que la nave partía,  Poliido escupió en dirección a la boca de su discípulo. En ese momento Glauco no se dio cuenta, pero había perdido la capacidad de profetizar y realizar augurios que tanto tiempo y trabajo le había costado adquirir.

OLMO: El adivino Poliido aparece en la Ilíada.

MORAL: Nadie la conoce mejor que tú, Olmo, árbol de los Sueños, dedicado al antiguo dios Hipnos, hijo de la Noche como su hermano  Tánatos.

El resto de los acontecimientos relacionados con Poliido se desarrolla en Corinto. Allí Poliido prestó ayuda al héroe Belerofonte. Creo que lo contará el Arce Sicómoro.

Pero antes de que Poliido auxilie a Belerofonte, a este último le ocurren otras cosas que tienen relación con un rey llamado Preto.

Así que yo interrumpo mi relato momentáneamente y paso el relevo al Eléboro Blanco que nos hablará de lo que le aconteció al rey Preto y a sus hijas.

Ánimo, Eléboro Blanco, planta herbácea cuyo rizoma carnoso emite numerosas raíces. Todos están atentos a tu narración.

Eléboro blanco. Veratrum album

Proxima lectura:

Capítulo 18

«Eléboro blanco y las hijas de Preto»

Elena Huerta Fernández para VISITARB MADRID