Cálamo y el hijo de la Hora
Capítulo 16
CÁLAMO: Mi reconocimiento, Laurel sensible a los fríos, símbolo de victoria para los poetas.
“Caña” es lo que significa mi nombre. Se explica por el de un joven frigio –Cálamo- hijo del río Meandro.
Cálamo se había enamorado con locura de otro joven llamado Carpo.
Carpo era hijo del dios Céfiro, el Viento del Oeste, y de la primera de las Horas, que tenía el mismo nombre que su hijo humano: Carpo. Horas era como llamaban los griegos a las Estaciones.
ROBLE: Las Horas o Estaciones eran hijas de Zeus y de la brillante (2) Titánide Temis. En un principio, fueron conocidas como Carpo, Talo y Auxo. ¡Vamos, Papiro apasionado por la escritura!
PAPIRO: Nombres que traducidos al idioma que estamos hablando significan: “Recoger fruto”, “Germinar” y “Crecer”.
GINKGO*: ¡Por qué será que me encantan esos nombres!
AVELLANO: Pues pasado un tiempo los cambiaron por otros de contenido más jurídico, porque su madre Temis, que al principio fue una heredera de la Gran Madre, pasó después a ser la personificación de la Justicia. Y sus hijas pasaron a llamarse: Eunomía, Dice e Irene, que significan …
PAPIRO: Equidad, Ley y Paz. Nombres que tampoco están nada mal.
OLMO: El cometido de las Horas o Estaciones era velar “la entrada del cielo”. “Y abren y cierran el Olimpo con espesa nube”. Así lo cuenta Homero.
CÁLAMO: En fin, si os parece bien yo sigo con lo mío. Decía que ambos jóvenes buscaron la sombra de un pinar y se bañaron en el río Meandro… ¡Ah, que no lo había dicho! Es que con tanta interrupción… Bien, pues aquel verano estaba siendo especialmente caluroso. Ese día, al atardecer, el calor resultaba asfixiante y Cálamo y Carpo decidieron darse un baño en el río para refrescarse.
–Te desafío a una carrera. A ver quién llega antes a aquel Aliso tan bonito – gritó Cálamo con despreocupado entusiasmo.
Y lanzándose al agua, comenzó a nadar hacia el Aliso, que lucía las diminutas piñas leñosas de sus frutos del año anterior y hundía sus raíces en las aguas del río, que corrían limpias y cristalinas.
Cálamo ni se planteó si Carpo tenía o no la misma pericia nadando que él. Además, el joven hijo de la primera de las Horas tenía menos resistencia que Cálamo.
Una desgraciada circunstancia vino a empeorar la situación: y es que Carpo se enredó en unas plantas acuáticas; hasta que finalmente, agotado por el esfuerzo de desengancharse de aquellas plantas, se ahogó.
Cuando Cálamo se percató de lo que había sucedido, su desesperación fue tan enorme que su corazón no pudo soportarlo, y tanto fue su dolor que ese sentimiento le convirtió en Caña al borde del río.
Contaba la gente de los alrededores que los espíritus de ambos jóvenes entraron a habitar el país del aire, entre los Pinos, en cuyos dominios el sonido de la brisa silencia cualquier otra voz. (6)
Perdonad. Pero siempre que recuerdo la historia me emociono.
ALISO: Es completamente lógico, Cálamo que habitas en casi toda Europa.
CÁLAMO: Gracias, Aliso admirable.
Y ahora ha llegado el momento del Moral o Morus nigra, árbol recio y longevo, de crecimiento lento, refugio de insectos y aves que gustan mucho de sus frutos maduros.
Próxima lectura:
«La adivinanza del moral y el principe ahogado»
Elena Huerta Fernández para VISISTARB MADRID