Canopo y la flor de Helena
Capítulo 10
HELENIO: Sí, como veis, mis flores suelen tener un diámetro aproximado de ocho centímetros. Me llamo así por Helena de Esparta o de Troya –como prefiráis. Helena la de hermosas trenzas (4), hija de Zeus y de la princesa Leda, a quien ya se ha referido la Altea Malvavisco en su conmovedora intervención.
ALTEA (MALVAVISCO): Dije que Altea y Leda eran hermanas. Así que Helena era prima del valiente Meleagro.
HELENIO: Vaya por delante que la historia de mi nacimiento tampoco es debido a un acontecimiento alegre. Está ligada a la leyenda de un héroe llamado Canopo, que dio su nombre a un brazo de la desembocadura del Nilo, próximo a Alejandría.
Canopo era el piloto de la nave del rey de Esparta Menelao, uno de los protagonistas principales de la guerra de Troya.
Una vez que los griegos vencieron a los troyanos y destruyeron su hermosa ciudad, el rubio Menelao recuperó a su bellísima esposa Helena.
PERAL: Helena era hermana de Cástor y Pólux, llamados los Dióscuros, que montan raudos corceles (5). A ellos me consagraron los ciudadanos de Esparta.
HELENIO: Menelao y Helena navegaron a Egipto. El dramaturgo Eurípides imagina que, a la vista de la desembocadura del Nilo, Helena pronunciara palabras parecidas a las siguientes:
“He aquí las bellas ondas virginales del Nilo que, en lugar de la divina lluvia, riega los campos y el país de Egipto…” (10)
Canopo pilotaba la nave con mano experta. Era un joven muy apuesto y de extraordinaria simpatía. Cuando la princesa Teónoe, hija del rey egipcio, le conoció, se enamoró al instante de él. Pero Canopo no la correspondía. A mi juicio, nadie podía enamorarse de otra mujer estando Helena cerca. ¿Quién podía resistirse a su belleza imperecedera, igual a la de una diosa? (6)
Pero Canopo no tenía la suerte de su lado. Fue una de esas noches claras en las que la luz de la luna pinta en el mar un camino resplandeciente, una ruta tan diáfana que la Luna parece deseosa de bajar a la tierra; mejor dicho: parece a punto de hacerlo. Canopo paseaba solo por la playa, inmerso en no se sabe qué pensamientos.
El joven notó que pisaba algo. Al instante sintió un dolor insoportable en el tobillo. Una odiosa serpiente de veneno mortal le había mordido.
A las pocas horas el joven marino moría. Helena y Menelao le lloraron con sincero desconsuelo. Luego erigieron la más hermosa de las tumbas para él.
Quisieron los dioses que de las lágrimas que Helena vertió y cayeron a tierra naciera yo, una planta conocida desde entonces como Helenio, en honor a la mujer cuyo rostro era igual que el que tienen las diosas eternas (4).
OLMO: Permíteme, Helenio, planta medicinal ampliamente cultivada y empleada antiguamente para curar la tos y el asma. Homero describe cómo el rubio Menelao construyó el monumento en memoria de Canopo.
AVELLANO: Alrededor del monumento funerario erigido a Canopo se desarrollaría la ciudad portuaria del mismo nombre en el delta del Nilo. Fue el puerto principal hasta la fundación de Alejandría en el siglo IV antes de Cristo.
TUYA*: Yo me imagino que tus bellas flores amarillas, Helenio, adornarían la tumba del desdichado muchacho. (6)
HELENIO: Así fue, Tuya, conífera de la familia de los cipreses, por cuyo follaje siempre verde en ocasiones te han reconocido como “el Árbol de la Vida”. También se identificó como Canopo a una estrella que los viajeros veían al dirigirse hacia el sur, de Grecia a Egipto.
AVELLANO: Canopus es el nombre de la estrella Alfa Carinae …
HELENIO: Perdona, Avellano, pero en cuanto a la estrella Canopus ni tú ni nadie puede darme lecciones. Canopus es la estrella más radiante de la constelación de Carina y la más brillante del cielo nocturno. La constelación de Carina formaba parte en la antigüedad de la gran constelación Argos, llamada así por el barco de Jasón y los Argonautas.
TARAY: Vasos Canopos se llama también a los recipientes que contenían las vísceras de los difuntos embalsamados en el Antiguo Egipto.
HELENIO: En lo que a mí respecta, he dicho todo cuanto tenía que decir. Cedo con mucho gusto la palabra a la Euforbia, que comparte conmigo el estar relacionada de alguna manera con Egipto.
Próxima lectura:
«La Euforbia entre dos euforbos»